Hoy quiero compartirles una pequeña reflexión para alimentar
el alma. Una pequeña reflexión que nos ayudará a valorar mas el día a día y la
vida de las demás personas, por que todos somos importantes.
Juan Salvador trabajaba en una planta distribuidora de
carne. Un día, terminando su horario de trabajo, fue a uno de los
refrigeradores para inspeccionar algo; en ese momento se cerró la puerta, se
bajó el seguro y quedó atrapado dentro. Aunque golpeó la puerta fuertemente y
comenzó a gritar, nadie pudo escucharlo. La mayoría de los trabajadores habían
partido a sus casas, y fuera del refrigerador era imposible escuchar lo que
ocurría dentro. Cinco horas después, y al borde de la muerte, alguien abrió la
puerta. Era el guardia de seguridad que entró y lo rescato. Juan preguntó a su
salvador como se le ocurrió abrir esa puerta si no era parte de su rutina de
trabajo, y él le explicó:
“Llevo trabajando en ésta empresa 20 años; cientos de
trabajadores entran a la planta cada día, pero tú eres el único que me saluda
en la mañana y se despide de mí en las tardes. El resto de los trabajadores me
tratan como si fuera invisible. Hoy, como todos los días, me dijiste tu simple
“Hola” a la entrada, pero nunca escuché el “Hasta mañana”. Espero por ese “Hola”
y ese “Hasta mañana” todos los días. Para ti yo soy alguien, y eso me levanta
cada día. Cuando no oí tu despedida, supe que algo te había pasado, te busqué y
te encontré”
Reflexión: Se humilde y ama a tu prójimo, todos somos
importante.